Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Crónicas 36, 8-22

8 El resto de los hechos de Yoyaquim, las abominaciones que cometió
y todo lo que le sucedió, está escrito en el libro de los reyes de Israel y de
Judá. En su lugar reinó su hijo Joaquín.

9 Joaquín tenía ocho años cuando empezó a reinar, y reinó tres meses
y diez días en Jerusalén; hizo el mal a los ojos de Yahveh.

10 A la vuelta de un año mandó el rey Nabucodonosor que le llevasen
a Babilonia, juntamente con los objetos más preciosos de la Casa de
Yahveh, y puso por rey en Judá y Jerusalén a Sedecías, hermano de
Joaquín.

11 Sedecías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once
años en Jerusalén.

12 Hizo el mal a los ojos de Yahveh su Dios, y no se humilló ante el
profeta Jeremías que le hablaba por boca de Yahveh.

13 También él se rebeló contra el rey Nabucodonosor, que le había
hecho jurar por Dios; endureció su cerviz y se obstinó en su corazón, en vez
de volverse a Yahveh, el Dios de Israel.

14 Del mismo modo, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo
multiplicaron sus infidelidades, según todas las costumbres abominables de
las gentes, y mancharon la Casa de Yahveh, que él se había consagrado en
Jerusalén.

15 Yahveh, el Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos
por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su
Morada.

16 Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus
palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira de
Yahveh
contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio.

17 Entonces hizo subir contra ellos al rey de los caldeos, que mató a
espada a los mejores en la Casa de su santuario, sin perdonar a joven ni a
doncella, a viejo ni a canoso; a todos los entregó Dios en su mano.

18 Todos los objetos de la Casa de Dios, grandes y pequeños, los
tesoros de la Casa de Yahveh y los tesoros del rey y de sus jefes, todo se lo
llevó a Babilonia.


19 Incendiaron la Casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén:
pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus
objetos
preciosos.

20 Y a los que escaparon de la espada los llevó cautivos a Babilonia,
donde fueron esclavos de él y de sus hijos hasta el advenimiento del reino
de los persas;

21 para que se cumpliese la palabra de Yahveh, por boca de Jeremías:

«Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la
desolación, hasta que se cumplan los setenta años.»

22 En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la
palabra de Yahveh, por boca de Jeremías, movió Yahveh el espíritu de Ciro,
rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: